Hay días en los que un tipo tiene un sueño. Está ante el mar Mediterráneo, en una de esas playas en las que hay que andar mucho para llegar a tener la sensación de peligro y tintoreras (el presupuesto no da para tiburones mayores) y con una cerveza en la mano piensa que le gustaría organizar un festival de novela negra en ese pueblo. Pongamos que el hombre que sueña se llama Xavier Borrell i el pueblo en el que está esa playa fantástica es Cubelles. Un año después, el 20 de agosto, se dan cita en ese pueblo un montón de escritores negrocriminales para anunciar que el año que viene, el tercer fin de semana de agosto, se producirá una cita imprescindible para los amantes de novela negra con playa: Cubelles Noir. Hoy nos hemos puesto en plan románticos y hemos calificado el primer encuentro como algo seminal, fundacional, como una especie de primera piedra para lo que vendrá después.
Pocas cosas sabemos de este nuevo festival. Para empezar sólo se sabe que la alcaldesa de Cubelles, Rosa Fonoll, prometió ayer en rueda de prensa el “apoyo incondicional” del consistorio para la celebración de un festival en el que se quiere la implicación y participación de la población y en especial de los niños para crear nuevos lectores; una combinación de autores catalanes y del resto del Estado de máximo nivel y la creación de un premio que reconozca a la mejor novela negra publicada por una mujer tanto en catalán como en español.
De todas maneras, los organizadores del festival -entre los que se encuentran Agustí Argimón, o el detective privado Vicente Corachán- tienen mucha ambición y ganas de cumplir el sueño de Borrell. Todo dependerá del presupuesto. De momento el encuentro contó con la presencia de escritores del género como Emili Bayo, Carles Quílez, Rafa Melero, Josep Camps, Francesc Blanco, el maestro Luis Gutiérrez Maluenda o la gran Empar Fernández -posiblemente la mejor escritora de género en estos momentos en español-. Desvirtualizar al grandísimo Ricardo Bosque, factótum de Calibre 38, a la que tanto debe esta revista, y reecontrar a esa enciclopedia honrada que es José Andrés Espelt del referencial Cruce de Cables fueron algunos de los ingredientes especiales de este nacimiento. La paella, las risas, y los apuntes sobre el sector editorial se quedan en la mesa. Pero el objetivo común está claro: ganar lectores a toda costa. Y para ello siguen haciendo falta festivales a toda costa, a pesar de la bendita mala leche de artículos tan lúcidos como los de Carlos Zanón, el más citado ayer en Cubelles.
Feliz nacimiento.
SEBASTIÀ BENNASAR