Un asesinato que cambió la forma de hacer novela

Andreu Martín y © Fotografía de Carles Domènec
Andreu Martín y Antoni Rodríguez © Fotografía de Carles Domènec

El 14 de julio es el día nacional de Francia. La noche de ese día de 1984 algo cambió para siempre en la ciudad de Barcelona. Raimond Vacarizzi, uno de los jefes de la mafia lionesa, fue asesinado de un tiro en la cabeza. La peculiaridad es que estaba en la prisión Modelo, en el centro de Barcelona, y que le disparó un francotirador con una escopeta con mira telescópica desde un piso alquilado para la ocasión. Vacarizzi hablaba por la ventana con su mujer y su asesinato demostró una cosa: “que el crimen organizado ya estaba en Barcelona”. La frase entrecomillada es de Andreu Martín, que aprovechó lo que en el argot se llamó el método Vaca, como punto de partida de su impresionante Barcelona connection. Para el escritor ese fue uno de los puntos de inflexión que marcaron el cambio sustancial en la criminalidad en Barcelona y así lo expuso en la mesa redonda “De El Caso a les Màfies”, celebrada el pasado martes en el Ateneu Barcelonés y organizada en la entidad por la Fundación RBA.

Pasó lo que pasa habitualmente en estos casos, que del tema de la mesa redonda se habló poco y en cambio sí que se habló mucho de literatura y de crimen organizado. Moderada por la periodista Cristina Puig y con la presencia de los escritores Manuel Quinto y Emili Bayo y del jefe del área central de crimen organizado de la división de investigación criminal de los Mossos, Antoni Rodríguez, en realidad el acto era una puesta de largo de la novela Puta pasta de Emili Bayo, flamante ganador del último premio Crims de Tinta.

Ateneu de Barcelona © Fotografía de Carles Domènec
Ateneu de Barcelona © Fotografía de Carles Domènec

Sobre la mesa quedaron algunos datos aportados por Rodríguez y unos buenos apuntes literarios. Vamos a los últimos. Emili Bayo nos habló de su novela, protagonizada por un negro literario que sabe que un diputado tiene dinero negro en casa, una tentación bastante oscura… mientras que Manuel Quinto, hombre de cine, glosó las virtudes cinematográficas de la novela, los homenajes que había e hizo un firme elogio de Mario Puzo: “no le interesaba mostrar la mafia como era, sinó como la habría descrito Shakespeare, alrededor de una gran tragedia”. Un bonito elogio para El padrino y sus protagonistas, los Corleone.

Pero la realidad siempre suele ser diferente y Rodríguez nos explicó que “en Barcelona actúa todo tipo de delincuencia organizada, y lo hacen como si fuesen grandes empresas”, pero a la vez matizó que el número de delitos de sangre que se cometen son muy pocos “porque no les gusta llamar la atención. El crimen se ha globalizado y a lo mejor una decisión tomada en Barcelona se traduce en un crimen en Polonia, por ejemplo, la violencia siempre es latente y es una amenaza, pero muy pocas veces se ejecuta en el mismo lugar”.

Y la reflexión: según Rodríguez en España el número de delitos es de 51 por cada 100.000 habitantes y la media en Europa es de 61, mientras que en la socialdemocracia sueca alcanza 147. Él lo vendió como un éxito. Pero, ¿y si en realidad fuera un fracaso? ¿Y si en realidad el elevado número de denuncias en Suecia se debe a la percepción ciudadana de que vale la pena denunciar porque se solucionan tus problemas gracias a la eficiencia policial en todos los casos –incluidos los hurtos (carteristas)- y en cambio aquí se tiene la percepción que poner una denuncia es una pérdida de tiempo en esos casos menores? Ojo con las estadísticas.

SEBASTIÀ BENNASAR.