Retrato de librería negra con mejillones

Paco Camarasa © Fotografía de Carles Domènec
Paco Camarasa © Fotografía de Carles Domènec
Paco Camarasa © Fotografía de Carles Domènec

En la Barceloneta, barrio que antiguamente fue una isla y que ahora parece un gigantesco hotel a la deriva, puede pasar de todo. Incluso que (sobre)viva una librería que ha declarado a los mejillones como una especie invasora a exterminar, a ser posible en sábado y con escritores y algo alcohólico para hacerlos pasar entre pecho y espalda camino a las honduras viscerales y digestivas. Uno se pregunta qué tendrán estos moluscos bivalvos (algo aprendimos en esas lejanas aulas de primaria aún no politizadas por el ministro Pert) que nos gustan tanto y claro, la respuesta es obvia: una coraza negra que alberga un alma anaranjada, tierna y sabrosa a partes iguales. Creo que nada podría definir mejor a Paco Camarasa y Montse Clavé, los libreros que se esconden en este pequeño remanso de paz –excepto los sábados- en los que el jazz es la banda sonora y su sabiduría la mejor de las compañías.

Estamos hablando, claro, de Negra y Criminal, posiblemente artífices de la recuperación del género negro en España. Ahora abre los jueves y los viernes y los sábados –con sus mejillones- pero si sus horarios no son compatibles con los vuestros siempre les podéis mandar un correo para concertar una cita. Y vale la pena hacerlo. ¿Por qué? Porque en esta librería hay personas humanas –aunque ante el ritmo de lecturas hay quien diga que es imposible que lo sean- que seguramente acertarán con vuestros gustos. Abrieron hace nada y hace mucho, en el 2003, creo recordar. En estos tiempos haber conseguido la docena de años es una heroicidad. Antes no, antes las librerías eran tradicionales, se pasaban de generación en generación la sabiduría y la clientela. Ahora no. O sí, hay que distinguir entre las librerías –pocas- y los lugares donde venden libros –muchos-.

En estos doce años esta librería ha recibido múltiples elogios, así que tal vez no valga mucho la pena incidir en ellos, pero una revista como la nuestra no puede sino decir que existe gracias a la sabiduría de los capitanes que sábado tras sábado capean los temporales o se sumergen en aguas procelosas para traernos a esos tiernos bivalvos carnosos en sus múltiples maneras de cocinarse, tantas como denominaciones tiene el género con más lectores alrededor del mundo –a pesar de que a los puristas de lo negro lo policial nos ponga un poco nerviosos-.

Montse siempre está ahí, oculta tras la ficha que le abrieron los miembros de las fuerzas del orden y seguridad del Estado por subversiva, en los tiempos en los que leer era subversivo y ser un intelectual era una profesión de riesgo. La he visto cargada de paquetes en la oficina central de correos de Barcelona, cerca de la Barceloneta pero ya integrada en esa capital oficial. Esparcía los tesoros por el mundo. Un día me llegó el más preciado, la camiseta mítica en tamaño bebé. Cuando se la vi puesta a mi hija me emocioné. La ternura del mejillón de la que les hablaba.

Paco es un sabio desaprovechado. Le he visto hacer algunas conferencias mucho más interesantes que las que nos venden cada día en los medios de comunicación. Recuerdo una en Olot, en un festival que sólo duró un año porque luego Olot se convirtió en una especie de capital del crimen real con un celador asesino y un tipo que se creía un sheriff a lo Jim Thompson, en la que hubiese deseado que no callase jamás, que aquella fuese una conferencia eterna. No sé si Paco Camarasa lo sabe todo sobre la novela negra, pero se que todo lo que sabe lo explica de maravilla.

De la conjunción de esas dos conchas negras, de ese bivalvo maravilloso, ha salido Negra y Criminal, una librería llena de ternura porque los escritores negros en el fondo son buenos chicos y ellos, Paco y Montse, lo saben y nos cuidan. Y a los lectores, todavía más.

SEBASTIÀ BENNASAR