Sería suficiente el prólogo, ameno y brillante, de Carlos Zanón para justificar la importancia de la recuperación en Anagrama de ‘Caza al asesino’, de Jean-Patrick Manchette (Marsella, 1942 – París, 1995).
Un asesino a sueldo, el treintañero Martin Terrier, trata de dejar atrás su vida de matón. No será fácil. El personaje, complejo y lleno de aristas, tendrá que enfrentarse a los fantasmas de la infancia y la juventud, traumas como el de la mediocridad del padre de la que huyó en su día o el reencuentro con su primer amor. El texto nos muestra a un hombre con la guardia baja.
Ejemplo de hiperrealismo, se trata de un novela violenta, una obra mayor de la literatura de Manchette, uno de los autores más destacados del polar francés en los años 70 y 80. Caza al asesino, titulada en el francés original ‘La position du tireur couché’ (Gallimard, 1981) ha inspirado la realización de una película, protagonizada por Sean Penn, que se aleja del estilo de la novela y apuesta por acentuar la acción.
“Manchette, fanático del jazz, es un autor que escribe como un músico, quizás más en cuanto a planteamientos que en cuanto a formas”, señala Zanón, quien escribe que “el compromiso de Manchette a la hora de escribir se centrará en cultivar la novela con una intencionalidad política clara de izquierdas, pero lejos del infantilismo progresista, porque desea que tenga también sitio la lucidez de la decepción o la autocrítica”.
Caza al asesino fue la última novela de Manchette, escrita en el año 1981. Renovador del género, murió de cáncer en 1995. En palabras de Zanón, “había llegado a la novela negra, la había puesto patas arriba con lo que se llamó el movimiento neo-pólar”.
Carles Domènec