Ricardo Piglia, premio Formentor de las Letras 2015

Formentor (Mallorca). © Fotografía de Carles Domènec
Formentor (Mallorca). © Fotografía de Carles Domènec
Formentor (Mallorca). © Fotografía de Carles Domènec

Mañana se escenificará en el Hotel Formentor de Mallorca el éxito creciente y exponencial del escritor Ricardo Piglia (Adrogué, Buenos Aires, 1940) en los últimos años. Al final de la señorial escalinata del hotel, al borde del mar, se entregará el Premio Formentor de las Letras 2015, dotado con 50.000 euros. El autor no acudirá al evento, por motivos de salud. Los miembros del jurado, formado por Marta Sanz, Félix de Azúa, José Ángel González Saiz, Darío Villanueva y Basilio Baltasar se encargarán de justificar en público la grandeza literaria del escritor, que en su día dirigió la colección Serie Negra en Argentina. La entrega del premio coincide con la edición del primer volumen de ‘Los diarios de Emilio Renzi’, novela basada en los diarios que el autor empezó a escribir en 1957.

El premio iniciará en esta edición la celebración de las Conversaciones de Formentor que, de viernes al domingo, convertirán la península del norte de Mallorca en un lugar de debate y reflexión literaria.

En Bearn Black hemos querido reseñar dos de sus grandes obras:

‘Plata quemada’ y ‘Blanco nocturno’


PLATA QUEMADA, LA GENIALIDAD DE PIGLIA

En 1997 Ricardo Piglia (Buenos Aires, 1940) publicó Plata Quemada (disponible en Anagrama) un texto que partía de un suceso policial aparentemente menor pero que tuvo una importancia capital para el desarrollo posterior del género negro. Leída y devorada por una legión de seguidores del autor de Respiración artificial que no necesariamente compartían la devoción por el género negro, me parece que es un libro que a pesar de revolucionar la concepción del género nadie ha leído como tocaba o como valoraba. Plata quemada no aparece en esas listas de novelas negras imprescindibles cuando debería ocupar un puesto de honor. Tal vez se deba a que los lectores de Piglia no son los lectores habituales de novela negra o tal vez se deba a que jamás se editó en ninguna colección especializada. No lo sé, pero creo que Plata quemada no ha tenido el éxito merecido entre los fans de lo noir y a la vez ha quedado diluida en el conjunto de la producción cultísima del escritor.

A partir de ese hecho banal –una banda de cuatro atracadores con la ayuda de unos cuantos soplones roba un banco, emprende una huida alocada y resiste un asedio de la policía ya en el Uruguay en los años sesenta llevándose por delante a todos los que haga falta- Piglia construye una novela que rompe los esquemas entre realidad y ficción para trazar una perfecta disección de la Argentina contemporánea a través de sus personajes, escogidos con una maestría inigualable. A partir de aquí todo es pura técnica puesta al servicio de la más alta literatura.

Porque detrás de la historia del Nene Brignone y el Gaucho Dorda –pareja en la vida real e introductores de una gran historia de amor que va viéndose de forma fragmentaria a lo largo de toda la novela, una historia hecha de cárcel, sexualidad y droga- y del Cuervo Mereles y de Malito y de la persecución a la que se ven sometidos, lo que observamos es sobretodo el prodigio creativo de uno de los mejores escritores vivos en lengua castellana. En la ejecución de la acción y su posterior huida se van intercalando las historias de los personajes, su camino hacia la delincuencia, sus sueños, ambiciones y alucinaciones. Para hacerlo Piglia no duda en tirar mano del collage y así vemos recreados fragmentos de los informes psicológicos de los médicos que los habían tenido en sus manos con anterioridad (caso de Dorda); los fragmentos de la crónica policial de un reportero que está cubriendo la información del caso; la reproducción de los audios de un operador de radio de la policía que está escuchando los micros colocados en la casa y luego toda la parte puramente novelística: los diálogos tratados de forma exquisita, los largos excursos de presentación de los personajes, los falsos monólogos interiores. Una exquisita obra técnica puesta al servicio de la construcción de una trama simple que es también una indagación sobre el mal. Destaca, por supuesto, la reconstrucción del lenguaje de la época, el uso del argot y una envidiable capacidad para construir con la máxima precisión cada una de las escenas.

Piglia hizo un monumento literario que sólo espera que cualquier aficionado al género negro (y sobretodo cualquier aprendiz de escribidor) descubra para darse cuenta de lo que pueden hacer los genios.

SEBASTIÀ BENNASAR

plata-quemada-anagrama

Plata Quemada
Ricardo Piglia
Anagrama
Barcelona, 2000.


BLANCO NOCTURNO, LA PROFUNDIDAD DEL GÉNERO

El afortunado visitante de ‘Blanco nocturno’ sentirá la necesidad de disminuir, en algunos pasajes, el ritmo de lectura y así poder saborear la música de las palabras. Un ejemplo cualquiera: “Al tordillo del tuerto Ledesma lo montaba el Monito Aguirre, un aprendiz que no tendría más de quince años y que parecía haber nacido arriba de un caballo. Boina negra, pañuelo al cuello, alpargatas, bombacha, rebenque de cabo grueso, el Monito y enfrente, diminuto, el jockey vestido con chaquetilla de colores y breeches, la mano izquierda enguantada, los ojos despreciativos, dos rendijas malvadas en una máscara amarilla de yeso”.

Ante semejante artillería literaria, casi da igual el argumento pero hay que señalar que de la historia, ágil e intrigante, solo se puede escapar leyendo, probablemente de forma compulsiva, las 304 páginas del libro. En la trama se contraponen los mundos de la ciudad y del campo, la tradición popular y la erudición, y se cruzan el género policial más clásico con las disquisiciones literarias del mundo personal del autor.

En las primeras páginas del libro se anuncia el crimen de un mulato portorriqueño y empresario en un hotel de la llanura argentina, en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. El desafortunado protagonista llega a la población siguiendo a las gemelas Belladona, a las que conoció en Atlantic City. El argumento, construido con una impecable arquitectura narrativa y sutiles matices, es en realidad la crónica del pueblo y las complicadas relaciones familiares. El comisario Croce, que se halla en el lugar del asesinato en el momento de cometerse, comienza la investigación que se sumerge progresivamente en el mundo de Piglia. El nombre completo del autor es Ricardo Emilio Piglia Renzi, que inspira al personaje de Emilio Renzi, protagonista de otras novelas del escritor.

‘Blanco nocturno’, ejemplo de profundidad y complejidad en el género negro y que publicó Anagrama en el año 2010, mereció el Premio Nacional (2011) de la crítica en la categoría de narrativa. Es la cuarta novela de Piglia

Carles Domènec

blanco nocturno

Blanco nocturno
Ricardo Piglia
Anagrama
Barcelona, 2010.