El inicio negro de Manuel de Pedrolo

Manuel de Pedrolo
Manuel de Pedrolo

Hay quien considera que la novela negra en lengua catalana nació con la publicación de La bíblia valenciana de Rafael Tasis, publicada en 1955 y escrita durante los años 40. Para otros, esa cronología –que nos otorga 60 años de novela negra publicada en catalán- podría empezar un año antes gracias a la inclusión en la lista de Es vessa una sang fácil, de Manuel de Pedrolo, escrita en 1952 y publicada en 1954. Dejando de lado los aspectos puramente seminales –Tasis escribió diez años antes que Pedrolo las novelas que hicieron la transición del género policial al negro en Cataluña-, esta obra de Pedrolo es, sin ningún lugar a dudas, un clásico contemporáneo de la novela negra (existe una versión en castellano, Sangre a bajo precio, Ediciones B, 1988).

La novela nos explica el trágico destino de una banda casual de atracadores cuando uno de sus miembros huye con el botín, obligando a los demás a empezar una despiadada caza al hombre. Estamos en la Barcelona de la inmediata posguerra y en la banda no hay verdaderos especialistas en este tipo de atracos, sino ladrones de medio pelo, estafadores y carteristas que por fin se ven ante un gran golpe, uno de los que te retiran del mercado durante una larga temporada.

No podemos explicar mucho más del argumento, pero sí que cabe hacer notar que Pedrolo mezcla la acción de los personajes con sus pensamientos, a veces con brillantes monólogos interiores en los que se subvierte la sintaxis, otras veces con descripciones de las acciones inmediatamente anteriores o posteriores a las que se nos narra en el cuerpo principal de la narración. Así, la novela se convierte también en un profundo estudio de la condición humana, uno de los temas que más preocupaban a Pedrolo en su narrativa de los años cincuenta y en un prodigio de técnica literaria, siempre al servicio de la narración y en ningún caso para el lucimiento del autor.

En definitiva, una novela que recuerda la estructura de La jungla de asfalto de W.R. Burnett, y que vale la pena releer ahora que se celebra el 25 aniversario de la muerte de Manuel de Pedrolo. Un libro para recuperar tanto en catalán como en castellano.