
Vamos a ver, sin que nadie se ofenda: ayer fuimos todos a la fiesta de RBA a comer los canapés de Jubany, a beber mojitos o gintónics o lo que fuese ese vino rosado con algo de aguja que iniciaba la fiesta, y a ver a los amigos y a comentar lo morenos que están unos, lo bien que le sientan las gafas nuevas a los otros, o a ver alguna que otra camisa azul chillón que desentonaba bastante. A encontrarse a un montón de colegas que se dedican a matar literariamente y a un montón de editores y sobretodo de agentes literarios que saben que jamás de los jamases conseguirán que uno de sus pupilos sea el convocante de la fiesta que abre el año literario: la concesión del premio de novela negra internacional de RBA.

Y si este año no había emoción –gracias a un periódico que publicó el nombre del ganador dos días antes cargándose el fair-play-, como mínimo tuvimos una doble suerte: Don Winslow ha ganado con El cártel los 125.000 euros del premio y además vino a recogerlo, no como otros que mandaron un plasma y gracias. RBA ha incorporado a su catálogo al que posiblemente sea uno de los mejores escritores de novela negra del momento (y el que mejor explica el mundo del narcotráfico entre México y los Estados Unidos y especialmente entre los dos lados de California) y además ha fichado a un buen tipo. A un tipo que tuvo la decencia de venir a recogerlo. A un tipo que escribe muy bien. RBA se ha represtigiado con la concesión de este premio.

Winslow tuvo el detalle de decir unas palabritas en español al respetable, reconoció que su catalán era inexistente –por lo menos él sabía que la lengua existe- y que se había presentado con el seudónimo de Frankie Machine. Y claro, alguien se preguntará si el jurado tuvo en cuenta ese seudónimio, las buenas críticas del libro en los Estados Unidos, el hecho que Ridley Scott hará la película y que Leonardo Di Caprio será su protagonista o si ignoró por completo todos estos hechos. Porque por si no quedaba claro, la novela tiene que ser “inédita en español” en el momento de la concesión del premio, pero sólo en esa lengua. Por cierto, lo que también parece ser inexistente para la editorial son los lectores en catalán –y eso que cuenta con el sello La Magrana-. De momento, un año más, castigados a no tener al ganador del premio hasta meses después de la publicación en castellano. Para cuando lo saquen los fans de Winslow ya lo habrán leído en español y entonces será normal que no funcione, pero como cada cual juega con su dinero como cree conveniente…

En la rueda de prensa Winslow estuvo especialmente duro con las autoridades mexicanas y la fuga del Chapo Guzmán, reconoció que volver a los escenarios de El poder del perro era doloroso porque ese libro había consumido cinco años de su vida y homenajeó a los 130 periodistas muertos en México en la guerra del narco. En definitiva, este año RBA ha fichado a un grande con una novela que dicen que es espectacular –y que cuenta con una escena en Barcelona- y ya veremos cuantos de los 1.200 invitados a la fiesta la habrán leído el año que viene o sólo seguirán yendo a la fiesta para lucir horrendas camisas azul eléctrico.
SEBASTIÀ BENNASAR