A LA CARA

Puede que creas que soy como tú. Uno de esos bultos grises y anodinos sentados al fondo del vagón. Los ojos fijos en la pantalla del móvil, para no ver el rostro de los demás, para no tener que pensar, para no tener que afrontar en qué se ha convertido tu vida, carcomido por la resignación y el hastío. Encerrado como cada mañana en un contenedor donde se transporta la tristeza de casa al trabajo. Tu único sueño a corto plazo es que llegue el viernes. Tu único sueño a largo plazo es comprarte un Iphone. Pero yo no soy como tú. Yo me fugo, escapo, deserto. En cuanto noto que la rutina me alcanza, huyo por las grietas de la realidad. Y la rendija por la que me largo esta vez, la que tengo entre las manos, se titula “A la Cara”. Lo escribe Christa Faust. Lo primero que atrae del libro es la cuidada edición de Valdemar/Es Pop, con el estilo de los clásicos de Pulp. Un hallazgo dentro de las editoriales del género, plagadas de los manoseados iconos negrocriminales o con cubiertas insustanciales cuando no directamente malas. De no ser por conocer al autor, cuantas obras hubiera dejado de leer por culpa de portadas repelentes.

Una vez abierto, el libro nos lanza el primer puñetazo a la cara: “Volver de entre los muertos no es tan fácil como lo muestran en las películas”. Es su primera frase. Angel Dare, una antigua estrella porno semiretirada convertida en empresaria, se despierta abandonada en el maletero de un coche tras haber sido golpeada y tiroteada… Y a partir de ahí la cosa se acelera. Una última película X, dinero extraviado de la mafia, amigos torturados, traiciones, adrenalina, sexo, violencia. Y sobre todo, humor negro del que destila inteligencia. “A la Cara” es una de esas novelas que convierten en superfluo todo lo que no sea seguir leyendo. Tu trabajo, tu vida social, tus necesidades alimenticias y fisiológicas. Todo pasa a un segundo plano. Sólo queda la gula por leer. Con un talento salvaje y una originalidad feroz, Faust tiene algo de lo que carecen muchas de las novelas actuales: estilo. Un refugio para todos los que amamos la novela negra, negra.

No, como ves no soy como tú. Y si levantaras la vista de tu teléfono móvil un momento, comprobarías que en el vagón, en este contenedor de tristeza y resignación, hay más individuos como yo. Escapistas, insatisfechos, inconformistas, que se dan a la fuga a través de los libros que sujetan en sus manos.

CARLOS AUGUSTO CASAS

A la cara

Christa Faust

Valdemar /Es Pop

2010

Traducción de Oscar Palmer