El mallorquinismo ya tiene profeta

Rectángulo de amor bizarro - Libros del K.O.

Dicen los entendidos que los libros de futbol no se venden. Desconozco si es cierto o no, pero desde hace un tiempo Libros del Ko nos viene acostumbrando a leer buenísima literatura vinculada al futbol en su imprescindible colección Hooligans ilustrados. O no, mejor dicho, buenísima literatura vinculada a los equipos de futbol, que es algo que va mucho más allá de lo que pasa en el rectángulo de juego, sino que es algo que llega a una sociedad entera. Ya tardaba en llegar el volumen dedicado al Mallorca, que escribe Joan Sans y que tiene como título “Rectángulo de amor bizarro”.

Vaya por delant que esta reseña distará de ser totalmente objetiva. Las razones sentimentales me impelen a ello, puesto que servidor compartió piso con el autor del libro además de redacción enloquecida y mágica, la del Diari de Balears, con lo que la vinculación sentimental con el texto está servida. Entre otras cosas porque creo que entre Joan y yo pagamos la nueva puerta de metacrilato del chino de debajo de casa (uno de los pocos restaurantes abiertos con horarios aptos para periodistas) y porque con él estuvimos viendo Twin Peaks en vídeo, un montón de partidos de la NBA y me descubrió esa gran novela que es Cuatro amigos de David Trueba y los primeros discos de Coldplay. Que no es poco. Los secretos de compañeros de veinteañeros con trabajo en un periódico que era una auténtica facultad de la vida se quedan en secretos.

A pesar de todo ello, el libro de Joan Sans es de los de lectura obligatoria, seas o no del Mallorca. Porquè es un texto a medio camino entre el periodismo, el ensayo antropológico y la crónica generacional, con el Mallorca como telón de fondo, sí, pero de aquella manera. No nos engañemos, en Mallorca hay pocos mallorquinistas “de los de verdad”. Tipos sufridos dispuestos a transitar por el calvario de segunda B. Una cosa es ir a ver al Mallorca en primera y otra muy distinta ser mallorquinista. Entre otras cosas porque el mallorquín, si es algo, es de si mismo. La pertenencia a una colectividad es algo muy reciente y la frase “fot qui fot i viva el rey” se puede aplicar perfectamente a nuestra idiosincrasia. Algo así como nadar y guardar la ropa y verlas venir y cero compromiso. Si no no se entiende que en una tierra con un nivel económico importante cueste tanto desarrollar proyectos culturales y deportivos estables (no hablemos de los políticos).

Mi propia experiencia con el Mallorca es de lo más irregular. Mi padre me llevó por primera vez al Luis Sitjar… para ver a Arconada, el mítico portero de la Real Sociedad y de la selección, y no para ver al Mallorca. La reconciliación con los bermellones fue gracias a ese porterazo llamado Ezaki Badou y me enamoré de un lateral de poderosa zancada llamado Trobiani (que quieren, uno es sentimental y le gustan tipos perdedores como los laterales). Yo siempre he sido del Barça porque uno es hedonista y para sufrir, mejor sufrir por un partido de champions que por un playoff de descenso.

Vayamos al libro, que es lo interesante. Sans domina muy bien el ejercicio del periodismo memorialístico y su texto se convierte en un canto a los ochenta y noventa, las décadas que lo convierten en chaval primero y en pimpollo univiersitario después en esa Pamplona de mediados de los noventa. Mientras, el Mallorca empieza a consolidarse como un equipo que sube y baja pero que luego encadenará una larga racha de muy buenos resultados coincidiendo con la llegada de Cúper al banquillo y con el desencanto de Sans con el periodismo deportivo y con razón. Mallorca está llena de gángsters y a cualquier portero de discoteca le dan un programa de radio si sabe ser la voz de su amo. Luego todo se descontrola, pero ya lo dijo Guillem Frontera, esto es “Sicília sense morts”.

Sans ha escrito un libro valiente y sobretodo un libro honesto. Honesto consigo mismo, con sus sentimientos, con su manera de ver y vibrar con el Mallorca. Un libro que es un gran canto a las relaciones paterno filiales y que a la vez demuestra que Mallorca es un gran matriarcado aunque a veces se quiera esconder o disimular. Sans ha escrito una crónica sentimental con un uso prodigioso de los recursos narrativos, de la lengua, de la dosificación de información y de la emotividad. Ha hecho eso tan difícil que es periodismo literario y lo ha hecho de forma excelente. El Mallorca ya tiene su profeta y yo podré decir que compartí piso con él.

SEBASTIÀ BENNASAR.

Rectángulo de amor bizarro

Joan Sans.

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