Adiós a Henning Mankell, el padre del desencanto nórdico

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Entre Suecia y Noruega © Fotografía de Carles Domènec

El 9 de noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín. Se aceleraba así enormemente el proceso iniciado por Mijail Gorbachov conocido como Perestroika que acabó con la disolución de la URSS y con la división del mundo en bloques tal y como se había conocido desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras desde el ala dura del liberalismo americano y del movimiento neocon se hablaba del fin de la historia –provocado por la desaparición del régimen soviético que comportaba un capitalismo mundial-, una teoría que posteriormente se ha visto totalmente superada y más centrada en la del choque de civilizaciones también de los años 90, en Suecia, país perteneciente al ámbito occidental pero fronterizo con el mundo comunista, se cuestionaba ya abiertamente el modelo de la socialdemocracia (mitificada y envidiada, claro está, desde latitudes mucho más proclives al pronunciamiento, al golpe de estado y a las largas dictaduras).

La transformación que implicaba la desaparición de un mundo conocido, la complejidad inmensa de la postmodernidad y el desencanto con las miserias del propio país necesitaban de un narrador extraordinario capaz de explicar todo este proceso. Y necesitaba de una forma, de unos mecanismos para hacerlo. Esa fue la feliz conjunción entre Henning Mankell y la novela político-policial.

Mankell ha muerto víctima del cáncer con el que luchaba desde hacía tiempo. Dedicado a alertarnos de otros avatares y otras luchas mundiales en los últimos tiempos –su implicación en África, por ejemplo, dirigiendo el teatro nacional de Maputo, en Mozambique- el creador de Kurt Wallander fue un hombre que supo analizar los cambios de su tiempo y plasmarlos en forma de novela.

Henning Mankell era un gran escritor que flojeaba en los finales de sus obras negras pero eso era lo de menos. La complejidad de las tramas, la magnífica creación y evolución del personaje de Kurt Wallander y su radiografía del desencanto sueco le convierten en un escritor imprescindible, amado por el público (si no nadie vende 40 millones de ejemplares de sus obras), con una clara conciencia social reflejada en las obras y con una solidez narrativa que le sitúan muy por encima de la mayoría de los escritores que le han tomado el relevo en este mapa tan extraordinariamente complejo de la novela negra escandinava.

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Entre Suecia y Noruega © Fotografía de Carles Domènec

Mankell bebió en la fuente primigenia de Maj Sjöwall y Per Wahlöö, padres de la novela negra escandinava y con una posición situada en la extrema izquierda, desde la que combatieron lo que consideraban los excesos de la socialdemocracia sueca, para reinventar la novela policíaca-política que luego popularizó hasta el extremo (aunque con bastante menos acierto excepto por la creación de Lisbeth Salander) Stieg Larson.

Los paisajes que rehúyen habitualmente las grandes capitales suecas, la indagación sobre el pasado y los conflictos europeos, la mirada precisa y acerada sobre el mundo cambiante, son rasgos presentes en la obra de género de un escritor que incluyó los conflictos personales y familiares en una serie que está destinada a convertirse en mítica en el conjunto de la novela negra europea.

SEBASTIÀ BENNASAR