Atención atención, la polémica está servida. La semana Negra de Gijón, el festival más veterano de novela negra de España acaba de hacer sus nominaciones a los premios que otorga anualmente (Dashiell Hammett a la mejor novela negra; Silverio Cañadas a la mejor primera novela neggra; Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción de género negro, amén de los correspondientes premios de ciencia ficción y novela histórica) y ninguna de las obras nominadas las ha escrito una mujer. Lógicamente, la decisión ha disgustado mucho en el mundillo noir y especialmente en un año en que todos los festivales se han puesto de acuerdo para visibilizar el problema de la violencia machista y en un año -2015- en que la cosecha de narradoras fue bastante importante. La decisión de la Semana Negra se ha equiparado a la de Hollywood de no nominar a ningún actor negro en ninguna de las categorías de los premios Oscar.
Sin quitar ningún mérito a los nominados (Premio Dashiel Hammett a la mejor novela de género negro publicada en el año 2015. Gatas salvajes, de Julián Ibáñez. Cuadernos del Laberinto; A tumba abierta, de Raúl Argemí. Navona; Subsuelo, de Marcelo Luján. Salto de Página; La conspiración de los mediocres, de Ernesto Mallo. Siruela; Parecido a un asesinato, de Juan Bolea. Martínez Roca. Premio Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela de género negro. Hambre a borbotones, de Alber Vázquez. Expediciones Polares, Dolores o la inutilidad de todo, de Ignacio Borel. Emergencia Narrativa, Ángulo muerto, de Jordi Juan. Edaf, La vida te matará, de Rafa Calatayud. Alrevés; Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción de género negro. La conexión Bogotá, de Nahuel Gallotta. Ediciones del Empedrado, Todos naúfragos, de Ramón Lobo. Ediciones B, Mañana cuando me maten, de Carlos Fonseca. La Esfera de los Libros), las redes sociales han animado el debate.
Así pues, la escritora Rosa Ribas escribía en su muro de facebook: “Así que entre todas las publicaciones del año pasado no ha habido ninguna, ni una sola escrita por una mujer que merezca ser nominada. ¿De verdad, compañeros?”, mientras que el escritor Toni Hill utilizó el mismo método para lanzar una interesante reflexión: “Pues yo creo que no es sólo cuestión de premios y nominaciones. C de copas/E de experto/P de premio. Patricia Highsmith, Ruth Rendell, Agatha Christie, P.D. James, Patricia Cornwell, Sue Grafton (de cuya serie del alfabeto tomo prestado el título del post), Sophie Hannah, Fred Vargas, Donna Leon, Tana French, Camilla Lackberg, Sara Paretsky, Denise Mina, Laura Lippman, Kate Atkinson, Belinda Bauer, Lauren Beukes, Asa Larson, Mary Higgins Clark, Mari Jungstedt, Margaret Millar… Y eso sin pensar demasiado y sin citar autoras españolas que todos conocemos. Pero no, la novela negra “de verdad” es la de Hammett, Thompson, Chandler y Chester Himes. Con puñetazos, bandas criminales y oliendo a sudor en cada frase, protagonistas masculinos y chicas que, como mucho, llegan a femme fatale. No voy a decir que me guste Higgins Clark ni a despreciar a Thompson, que me encanta, pero sí creo que merece la pena cuestionar el concepto de novela negra asociado sistemáticamente a estereotipos que quedaron rancios hace décadas. A secretarias enamoradas platónicamente de sus jefes, a zorras manipuladoras, a chicas buenas que hornean bollos, mientras ellos, los detectives melancólicos, duros y cínicamente honestos, luchan por alejarse de la botella de whisky y se dejan lamer las heridas por la nena de turno, cuyo nombre, como el del lugar de la Mancha, olvidarán al amanecer. Podrán decir, también, que Christie no es novela negra, que le falta calidad literaria, que Poirot es un personajillo ridículo (y que no tiene sexo jamás), que sus novelas no reflejan el conflicto social… Pero, curiosamente, eso jamás se comenta de Conan Doyle y su “realista” Sherlock, quien merece todos los respetos del mundo a pesar de sus peregrinas deducciones. Señores y señoras del mundo negro-literario, lo de las nominaciones que comenta todo el mundo no es más que una prueba de algo que ya existía, de manera más o menos subyacente; algo a lo que nadie parecía hacer caso y que se manifestaba en mesas exclusivamente femeninas (“¿cómo matan las mujeres?”) y en un tono de camaradería, de compañerismo casi de “mili”, entre los autores varones. Y entre los editores varones. Y entre los expertos varones. La fiesta empieza de verdad cuando las chicas buenas se van a la cama. Las nominaciones, también”, mientras que Ricardo Bosque, por ejemplo también se encargaba de recomendar unas cuantas novelas escritas por mujeres en el año 2015 que podrían estar en la lista. Mariano Sánchez Soler, por su parte, también alertaba en facebook de la falta de criterio en estas nominaciones y lamentaba la salida de Paco Ignacio Taibo II del festival.
Por su parte, el organizador de Cubelles Noir, Xavier Borrell, se encargó de recordar que en el festival que se celebrará en agosto se darán dos premios: a la mejor novela negra en castellano y a la mejor en catalán escritas por mujeres porque en la organización ya se habían dado cuenta de la poca presencia de las blackwomen en estas nominaciones.
Sin entrar a fondo en el debate que abre Hill en su post, lo que está claro es que la decision de la Semana Negra de Gijón ha conseguido poner un problema sobre la mesa: el de la visibilidad de las autoras de novela negra. Apunte final: ¿Por qué será que todos los directores de eventos literarios relacionados con el género negro en Esspaña son hombres?.
SEBASTIÀ BENNASAR.