Fernando Marías (Bilbao, 1958) es una rara avis en el mundo de la literatura española. Ganador de algunos de los premios más prestigiosos de nuestras letras (Nadal, Biblioteca Breve, Nacional de Literatura infantil y juvenil) su obra ha flirteado en más de una ocasión en los límites de la novela negra, un género que apasiona a este hombre que también ha dirigido cine, creado guiones, ha sido editor y ahora mismo se dedica a inventar conceptos culturales. Su obra más negra es Esta noche moriré, un texto que pasó sin pena ni gloria en su momento y que este año ha recuperado la editorial Alrevés. Marías tiene un monólogo que completa la obra -una historia de una venganza terrible en la que además aparece una entidad llamada La Corporación, de un delincuente contra el policía que le detuvo- y que ayer escenificó en el Pipa Club de Barcelona en lo que se puede considerar una presentación altamente original del libro. Conversamos con él al final de la actuación.

–¿Por qué reeditar este texto en estos momentos?
-Porque parte de lo que he contado es verdad, parece que La Corporación no quiere que se lea este texto, el único de los míos que no estaba editado. Estuvimos hablando con la editorial y no lo dudaron, así que ya que tenía el texto y además teníamos el monólogo hecho, hemos creado esta edición definitiva incluyendo los dos textos y aprovechando que se publicó hace veinte años para fijar definitivamente el texto y para hacer una reedición muy memorable.
-Tanto en este libro como en “El niño de los Coroneles” hacías propuestas de nuevos senderos transitables por la novela negra española…
-“El niño de los coroneles” es otro tipo de libro, para mi la más negra de mis obras es Esta noche moriré, pero tengo que reconocer que es una novela rara, muy literaria, con una segunda persona y en forma epistolar, pero a la vez es un libro muy negro y por eso me hace tanta ilusión esta reedición de lo que hasta ahora era un libro maldito.
-Eres un hombre que lo ha hecho prácticamente todo en literatura. Ahora incluso subes al escenario…
-Soy un hombre inquieto y creo que hace tiempo que vivo de mi propio personaje. He sido editor, creador de proyectos culturales y subir al escenario me apetecía. La literatura es una cosa y posiblemente un libro de poesía de Caballero Bonald es lo más hermoso que se pueda leer, pero la narración tiene caminos propios y nuevos y proyectos de todo tipo, como por ejemplo el monólogo de presentación del libro, que de alguna manera cada vez es una narración metaliteraria, un relato que cada vez es diferente aunque la columna vertebral sea la misma. Voy incorporando las cosas que ocurren, improviso y sobretodo me divierto mucho.
-Has publicado en todo tipo de editoriales pero reeditas este libro en una independiente…
-Por supuesto. Ahora es el gran momento de las editoriales indpendientes, pequeñas y humanas. El mercado editorial español es un transatlántico a la deriva que mientras se está hundiendo continúa teniendo algunas personas bañándose en la piscina de la cuarta cubierta pero el agua potable ya se ha acabado. Quedan algunos grandes grupos con potencia y cosas para decir pero el futuro son las editoriales independientes como Alrevés, Impedimenta, Salto de Página, por ejemplo. Publicar con Alrevés és un honor porque su proyecto es muy sólido y tienen una colección de novela negra de gran calidad, es como un club, un sello. Lo negro español de calidad está en Alrevés, también en otras, pero en Alrevés está garantizado y por eso hoy por hoy es una editorial de prestigio en la que es un honor publicar porque además me recuerda la época del trato humano de las editoriales.
-Tú que eres un veterano de nuestras letras y además con gran sentido crítico, ¿cómo valoras el boom de la novela negra española, o no existe?
-Creo que es un intento de márqueting importante. Hay algunos autores que venden mucho y un 99% de autores que no venden. A los lectores debería interesarles tener libros de calidad y tenemos autores como Carlos Zanón, Marcelo Luján, Berna González Harbour o Empar Fernández que son muy buenos, son autores con mucha fuerza, con editoriales que les apoyan y que tienen cosas que contar. Ahora luego tenemos el problema de haber creado un boom artificial en el que los autores si venden 900 ejemplares pueden estar contentos.
-¿Qué quieres decir con lo de boom artificial?
-Pues que falta hablar claro respecto al boom y decir que es artificial y que no existe. Hay muchos festivales de novela negra, muy bien, y eso hace creer que existe un mercado y lógicamente quien escribe se inclina por la novela negra pensando que existe ese mercado que no existe y luego pasa lo que pasa, una invasión de novelas sin la calidad necesaria. Pero no hay que preocuparse demasiado, esas novelas sobran y cuando pase el tiempo sólo las novelas de calidad quedarán. Pero el boom es artificial, hay muchos festivales y pocos lectores.
-Pero a ti no se te caen los anillos a la hora de recomendar autores, por ejemplo en la faja de la última novela de José Luis Muñoz…
-Es que es un veterano que sigue haciendo novelas de mucha calidad, está entre los clásicos con Juan Madrid y Andreu Martín. Los tres tienen mucha calidad y José Luis lleva mucho tiempo haciendo novela negra durísima y de calidad. Nos une además de la amistad la pasión por los westerns crepusculares.
-También has escrito novela para jóvenes, una constante entre algunos autores negros como Julián Ibáñez, los propios Juan Madrid y Andreu Martín… ¿qué es más difícil, escribir para los mayores o para los pequeños?
-Yo sólo he escrito cinco o seis libros para jóvenes y siempre he sido muy libre escribiéndolos, cuando los autores que se dedican al género tienen una producción elevadísima. Yo soy un auotr no convencional, en todos los sentidos, porque el autor tiene que escribir lo que quiere escribir.