El ecologismo de Donna Leon. ¿Se fijará Brunetti en Suiza como paraíso fiscal?

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Donna Leon © Fotografía de Carles Domènec

Donna Leon se ha pasado al ecologismo y se ha cansado de la agresión que representa el turismo en Venecia, donde vivía y ubicaba al comisario Brunetti. El turismo lo desvirtúa casi todo. Venecia es tan bonita como desagradable es el efecto avasallador del turismo de masas, un homenaje a Atila. En Palma, sin ir más lejos, ayer aparecieron pintadas sobre el tema en paredes de algunas casas señoriales del centro histórico. Un ejemplo: “Tourists go home, Welcome Refugees”.

Reinstalada parte del año en un pequeño pueblo de Suiza, a 1450 metros, ha dicho que no quiere jubilar a Brunetti y que no planifica sus libros futuros. Su discurso ahora se centra en la defensa a ultranza del ecologismo. “Es el único gran problema de la actualidad, incluso la crisis de los refugiados, que es algo terrible, es algo secundario si la comparamos con el ecologismo”, declaró la autora en febrero, horas antes de recibir el Premio Carvalho en Barcelona. Leon aseguró que “mi último libro es sensible al problema de la ecología, la crisis de los refugiados se resolverá pero la desaparición del hielo en los polos no tiene solución, vamos camino de un cataclismo”. La de New Jersey explicó que “es peligroso para un escritor de ficción intentar encontrar todas las respuestas, prefiero indicar cuáles son los problemas pero no quiero dar soluciones en mis libros”.

 

Leon avanzó que “el próximo año saldrá la novela ecológica”, y recordó que “no he vivido en los Estados Unidos desde hace 40 años, he dejado de ser residente permanente en Venecia porque, al subir las aguas, se hace intolerable. De la invasión veneciana, remarcó que “el pasado año pasaron por la ciudad 30 millones de turistas con un padrón de 58.000 habitantes, es una agresión constante”.

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Donna Leon en Barcelona © Fotografía de Carles Domènec

De esta manera, Leon confiesa que “la ecología será cada vez más importante en la novela negra, es el verdadero crimen, no sabemos la cantidad de gente que se enriquece con este drama ecológico, como las compuertas de Venecia que costaron 30.000 millones de euros y son una gran estafa”. Lo que ya no sabemos es si vivir en un pequeño pueblo suizo, lejos del nivel del mar pero cerca de los mismos bancos que acogen dinero sucio internacional, inspirará las nuevas tramas de Brunetti.

Carles Domènec