La primera edición del festival de novela negra del Garraf cierra con un gran éxito de público y concede sus premios a Susana Hernández y Elena Torres
¿Un festival en pleno mes de agosto en una localidad de costa como Cubelles? Hace un año casi nadie habría apostado por la idea de Xavier Borrell, el comisario de este evento que se suma a los festivales existentes en la geografía española. Pero lo cierto es que a lo largo de tres días, Cubelles se ha convertido en la capital literaria negra del verano apostando fuerte por tres requisitos: calidad en la propuesta de actos; máxima implicación de la organización; complicidad institucional y una buena respuesta del público.
En la noche del sábado se entregaron los premios a la mejor escritora en castellano y catalán del 2015 que fueron a parar respectivamente a Susana Hernández por Cuentas pendientes (Alrevés) y a Elena Torres por La puta d’oros (Gregal). El festival ha optado por reconocer el trabajo de las escritoras mujeres en el género negro en ambas lenguas.
El nivel de calidad lo demuestran las intervenciones en las diferentes mesas de las que vamos a ofrecer sólo un pequeño resumen. En la mesa redonda dedicada a novela negra y corrupción inmobiliaria fue Javier Hernández quien dejó a la sala blanca cuando afirmó que “ustedes no oyen hablar de tráfico de órganos, pero lo más fácil es quitárselos a un inmigrante de un cayuco que legalmente no existe. Y eso se hace y no sale en los periódicos. Dejen de leer periódicos y lean novela negra, que es la realidad”.
Hubo una mesa redonda que pretendía indagar en las diferencias entre la novela negra escrita en Cataluña, en el resto del estado y en el mundo y Empar Fernández empezó fuerte afirmando que “parece que seguimos viviendo en ese complejo de inferioridad que nos hace creer que todo lo que viene de fuera es mejor”. Joanjo García puso sobre la mesa uno de los problemas de la novela negra escrita en catalán: “la criminalidad en muchos casos está asociada a la lengua aloctóna y además nos cuesta mucho encontrar un argot creíble en catalán porque todavía estamos anclados en el no saltarnos las normas gramaticales”. Por su parte José Sánchez Vázquez hizo una muy buena aportación identificando un elemento diferencial de la novela negra catalana: “es de contenido y se refiere a la visión que tiene el emigrante interior de la ciudad de Barcelona, que es un personaje por si misma, pero que ellos miran de una forma diferente, como algo que no los ha acogido, con una cierta distancia, y eso se ve ya desde novelas fundacionales como las de Manolo Vázquez Montalbán”. El debate entró luego en las diferencias entre los límites de las ciudades y en la reivindicación de los barrios y Marc Moreno explicitó que “los barrios son los que dan verosimilitud a la novela”, mientras que Sánchez Vázquez también trazó una buena panorámica sobre perferias y centralidades ideológicas en la ciudad: “mientras que en el centro de la ciudad se encuentra un centro ideológico concreto, en este caso de extrema derecha, la soldadesca de esa ideología se encuentra cada vez más en las periferias, especialmente desde la crisis económica”. Joanjo García explicó que en el caso valenciana “el crimen perpetrado por el PP durante 25 años ha sido posible por el déficit identitario. Ha habido crimen urbanístico porque la gente no identificaba como paisaje propio lo que se iba destruyendo”.
En la tarde del sábado la redes sociales y las nuevas tecnologías tomaron el relevo en la sala en el momento de máxima afluencia del festival, con unas 140 personas y eso que jugaba el Barça y la playa estaba llena. Pere Cervantes explicó que “la violencia siempre ha existido, pero ahora puede ser retransmitida en directo” y que ahora existen “nuevas modalidades de delito”. La escritora y juez Graziella Moreno aseguró que “vemos mil nuevas formas de acoso gracias al anonimato” mientras que Rafa Melero aseguró que “hay un peligro total con los perfiles falsos y sobretodo porque se utilizan muchas veces para aprovecharse de los más jóvenes”. Hay que reconocer que ambos escritores y policías pusieron mucha salsa con casos reales para ilustrar sus palabras. En la mesa también estaba Anna María Villalonga que aseguró que “internet abre todo un mundo para el escritor de novela negra con maldades vinculadas al género que tienen que reflejarse necesariamente”. La conclusión de los cuatro: Tenemos que educar-nos en el mundo digital.
Sin ninguna clase de dudas, uno de los momentos álgidos del festival fue la mesa protagonizada por cuatro imprescindibles de la novela negra española: José Luis Muñoz, Paco Gómez Escribano, José Javier Abasolo i Javier Hernández debatiendo sobre la evolución del género negro. Una mesa sensacional en la que Muñoz reivindicó la buena salud del género desde el punto de vista de la creación, Gómez Escribano dio una auténtica lección de géneros y subgéneros para defender a capa y espada el hard-boiled y asegurar que “las novelas de Agatha Christie son de derechas y a mi lo que me gusta es el antihéroe”; Abasolo la defendió diciendo que sus novelas eran “la crítica de un mundo en decadencia” y que lo que importa es la honestidad del escritor, mientras que Hernández afirmó que escribía novelas del Oeste (cosa absolutamente cierta si consideramos la posición de Canarias en el mapa) y que el género está en contínuo desarrollo. El debate entró en veredas como el machismo en la novela negra, la creación de novelas con fuerte componente territorial como la andaluza o la vasca y el debate en la creación de lectores.
Fue un placer poder compartir mesa con Ricardo Bosque, Angelique Pfitzner y José Ramón Gómez Cabeza para departir sobre los límites de la violencia en la novela negra, pero sobre esa mesa redonda será otro quien deba escribir la crónica. Tampoco puedo informar ni sobre la Gincana detectivesca del domingo por la mañana ni sobre la mesa redonda sobre cine negro en la que participaron Cristina Brondo, Diego Yaker, Nacho Cabana i Karina Tiznado, puesto que este cronista se tomo la mañana libre, pero fuentes bien informadas confirman que ambas actividades estuvieron realmente bien.
Debemos añadir el acierto que supuso alternar este formato con las charlas conferencias impartidas por Sergi Álvarez sobre el mundo noir; Paco Bescós sobre la novela negra y la publicidad y Ernesto Mallo y Cristina Manresa sobre la novela negra social y política de nuestra era y sobretodo el gran acierto de contar con la parada de libros de Somnegra.
Y por supuesto, lo mejor de todo, las risas, las tertulias compartidas y ver que sueños que empezaron con una foto de dos cervezas y una playa publicada por Xavier Borrell y José Andrés Espelt alias Cruce hace poco más de un año, se han convertido en una realidad con un equipo fantástico en lo profesional e inmenso en lo humano.