Leïla Slimani: “Chanson douce (Premio Goncourt 2016) es la historia de una ceguera”.

Leïla Slimani, Luxemburg. Foto: Carles Domènec
Leïla Slimani
Leïla Slimani en Luxemburgo, invitada por el Institut Pierre Werner. Foto: Carles Domènec

Como en ‘Crónica de una muerte anunciada’ de Gabriel García Márquez, Leïla Slimani (Rabat, Marruecos, 1981) nos anuncia el desenlace de ‘Chanson douce’ (Gallimard) en la primera frase de la novela: “Le bébé est mort. Il a suffi de quelques secondes’. Con esta obra, la autora se convierte en la doceava mujer que ha ganado, en 103 años de historia, el célebre Premio Goncourt. Antes del galardón, que se entrega a obra publicada, el libro había cosechado un gran éxito de ventas en Francia.

En Chanson douce, nos encontramos con unos padres que contratan a una niñera para sus dos niños. Myriam, la madre, retoma su actividad profesional en un gabinete de abogados. La niñera se llama Louise y pronto logrará una posición central en el hogar. “Es una niñera aparentemente ideal”, contó Slimani, invitada por el Institut Pierre Werner en la abadía de Neumünster de Luxemburgo. El lector se convierte en una especie de investigador, atento a los detalles. “Es la historia de una ceguera”, dijo Slimani, quien explicó que “el lector sabe más que la pareja, parece como si en algún momento fuera cómplice de la mujer que cuida a los niños y que acaba convirtiéndose en un monstruo”.

De Leïla Slimani, se ha dicho que su estilo es frío, descarnado, impasible e impersonal. En cualquier caso, su economía de medios es efectiva. Los personajes hablan poco, no saben explicar bien sus preocupaciones. “Se trata de un hecho banal y repetitivo, la vida de una niñera, y era necesario construir la novela por la fuerza del estilo”, declaró. A partir de lo cotidiano, se demuestra que, bajo ciertas circunstancias, es posible llegar a la tragedia. La culpabilidad es un eje central del argumento, como la vergüenza y la soledad extrema.

Slimani aseguró que “no se puede situar a la literatura en el mismo plano que la sociología o el periodismo, la literatura trata lo inmemorial y universal, cuando una mujer se convierte en madre, aparece una inquietud y un terror que son el motor de esta literatura”.

La narradora prepara un ensayo sobre la sexualidad en Marruecos, que se publicará en septiembre e incluirá una versión en formato de cómic. “El francés tiene una relación con los países donde se habla más jerárquico que el inglés, es necesario dominarlo para integrase en Francia, es difícil que adapte nuevas palabras o expresiones de otras lenguas”, apuntó Slimani, quien aseguró que “hay que hacer vivir al francés, dejar de sacralizarlo, además hay que tener en cuenta que hay muchos marroquíes que hablan francés mejor que muchos franceses de las clases bajas”.

Carles Domènec.

Leïla Slimani
Leïla Slimani en Luxemburgo, invitada por el Institut Pierre Werner  . Foto: Carles Domènec