El festival Cubelles Noir decide que el inspector creado por Francisco González Ledesma es el mejor personaje de novela negra
Ricardo Méndez apareció de la mejor manera posible: como secundario. Fue en 1983 cuando un home curtido en mil batallas y con una potencia narrativa impresionante, Francisco González Ledesma, decidió crear a Méndez. Fue en Expediente Barcelona y no fue hasta la novela posterior cuando adquirió un protagonismo que ya no abandonó en sus siguientes diez novelas. Además, existe una precuela del personaje escrita por su hija, Victoria González Torralba.
Fue gracias a Méndez que González Ledesma (1927-2015) obtuvo sus mayores éxitos y reconocimiento, incluyendo un premio Planeta por Crónica sentimental en rojo, de 1984. Su mayor éxito y reconocimiento con nombre propio, porque durante muchos años este hombre inúndó los quioscos del país con sus novelas del oeste firmadas como Silver Kane, de las que se asegura que escribió algo más de mil.
Pero quién o qué es Méndez? Pues ni más ni menos que una crónica perfecta de la postguerra, transición y democracia reformada en España desde el localismo absoluto de Barcelona e incluso más concretamente del Poble Sec, el Barrio Chino y el Paral·lel. Lector empedernido, fumador de tabaco negro, con una ética propia impresionante, Méndez se ha criado en la escuela de la policía fascista, però ideológicamente deberíamos situarlo en una especie de anarquía propia, en lo que si existiese deberíamos llamar el mendecismo. Alguien asegura que Méndez es una reivindicación de una cierta izquierda, pero a mi me parece que que Méndez es tan inclasificable que la militancia en un anarquismo propio es lo que mejor identifica a un personaje capaz de soltar al pequeño delincuente con una colleja o de pagarle un bocadillo en uno de los múltiples bares en desaparición de Barcelona.
Méndez es también una crónica estupenda del pasado de una Barcelona que ya no volverá, la de la transformación iniciada con los Juegos Olímpicos, que supuso una transformación extraordinaria de la capital catalana, pero que a la vez condenó a la desaparición de buena parte de sus barrios populares sin importarle las personas. Del pebetero con la flecha de Rebollo a la gentrificación y la turismofobia sólo han pasado 25 años en los que han cerrado los bares para abrir los Lounge. Méndez es también nuestra memoria, la de esa generación extraordinaria de escritores que en la postguerra lo hicieron todo para salvarnos la dignidad y a la que nunca se lo agradecimos lo suficiente. Por eso el premio de Cubelles es mucho más que merecido. Es un acto de justicia.
Serie Méndez
- Expediente Barcelona (1983)
- Las calles de nuestros padres ( 1984)
- Crónica sentimental en rojo (1984), Premio Planeta de Novela
- La Dama de Cachemira (1986), Premio Mystère
- Historia de Dios en una esquina (1991)
- El pecado o algo parecido (2002), Premio Hammett
- Cinco mujeres y media (2005), Premio Mystère
- Méndez (2006 )
- Una novela de barrio (2007), Premio RBA de Novela Negra
- No hay que morir dos veces (2009)
- Peores maneras de morir (2013)