
Todos los que la conocen la ven acarreando esa inmensa mochila de la que salen sin parar cámaras y objetivos. Algunos pensamos en la escoliosis, en esas radiografías que de pequeños nos enseñaban en el colegio de columnas vertebrales torcidas para que le cogiésemos miedo y nos sentásemos correctamente y no cargaramos en exceso las maletas. Menuda pero con una energía vital brutal, Ana Portnoy, argentina radicada en Barcelona pero con unos apellidos que son testigos de la globalización del mundo y los avatares humanos en el complejo siglo XX (y el XXI no lleva visos de mejorar), es hoy por hoy la fotógrafa de los escritores negros. Por las lentes de las cámaras de esta mujer que dispara rápido y desenfoca los fondos para realzar la mirada del escritor, han pasado los mejores del mundo noir y también muchos otros que no son tan reconocidos pero que mantienen vivo el ecosistema de lecturas.
Empezó a hacer fotos de escritores negros de pluma y blancos de alma casi por casualidad. Raúl Argemí, ese prodigio de escritor sin suerte, la llevó a Negra y Criminal, el templo de Paco Camarasa, extinto como los restaurantes buenos de manteles de cuadros que hubo un tiempo en la Barceloneta, cuando los cuartos de piso eran una mezcla de proletariado y lumpen y los guiris más atrevidos no pasaban del monumento a Colón. Ahí fue forjando su leyenda. “¿Pero quién es esta chica que va retratando a todo el mundo y para qué?”, se preguntaban muchos en esos aquelarres de mejillones y libros. Luego recibías con una generosidad enorme una foto maravillosa en el mail.
Ahora, la mujer menuda de mochila gigante (o normal pero que parece gigante cuando la lleva ella con esa resolución de las personas bondadosas) ha expuesto sus fotos. Lo hizo en el Pati Llimona, en Barcelona, lo hace en las bibliotecas de Girona donde la muestra va rodando. Y ahora por primera vez sus imágnes de escritores han salido de Cataluña. Y han ido a parar a otro de esos templos especiales: el edificio Anayita de la Universidad de Salamanca, que durante todo el mes de mayo permite que la mirada de algunos de los escritores más leídos del mundo se cruce con la de los estudiantes y profesores que han convertido la Universidad de Salamanca en una excepción: sólo en ella se celebra un congreso de novela y cine negro y sólo en ella se cursa una asignatura sobre el género más leído del mundo. Ana Portnoy ha llevado a 21 escritores al hall de la Universidad para que al menos su mirada impregne la regia institución.
¿Y luego qué? Nunca se sabe lo que pasa con las exposiciones cuando se acaban, pero sería una lástima que uno de los archivos noir más importantes no pueda seguir circulando y exhibiéndose. Porque esta también es una manera de generar intereses, de crear lectores, de hacer cultura, esa palabra que parece desterrada de los diccionarios políticos y de las campañas electorales. De momento nos queda la mirada de Portnoy, que dispara al autor, si, pero con cariño.
SEBASTIÀ BENNASAR.